Cuando yo era una niña soñaba con ser artista; en la música, el arte y hasta incluso el cine centraba todas mis aspiraciones. A pesar de mi marcada e insuperable timidez, era tanta mi vocación por todo lo relacionado con estos temas que si hubiera tenido la ocasión de subirme a un escenario para sacar lo mejor de mí misma, me habría olvidado de que un día llegué a tartamudear a la hora de hablar con un desconocido. Pero nos hacemos mayores y si no hemos podido llevar a acabo nada de lo soñado, volcamos en nuestros hijos toda nuestra fuerza creadora, un poder inusitado que deseamos transmitirles para que lleguen a obtener aquello que nosotros no hemos conseguido Y no solo que lo logren , si no que sean los mejores y alcancen la cumbre del éxito.
Y todo este empeño se afianza y agranda cuando solo tenemos un hijo. Él o ella pasa a ser como un “espejo ustorio” donde se concentra toda la energía.
Mi hijo Carlos había heredado mis aficiones artísticas pero siendo un estudiante de arquitectura y por miedo a que su carrera se viera en peligro, yo prefería que se dedicara a ella “en cuerpo y alma” Es lo que siempre le inculcamos su padre y yo pero sobre todo yo (he de reconocerlo)
El motivo en el fondo tal vez era que yo que no había conseguido satisfacer mis ilusiones artísticas y temía que a él le ocurriera lo mismo y se sintiera frustrado. He de admitir que aún así me hubiera encantado verle triunfar en algo así pero tenía miedo que lo perdiera todo por apostar demasiado.
Ayer entró en el salón y cual no sería mi sorpresa cuando me dijo:
- Mamá, este verano voy a interpretar una de mis composiciones musicales en el “Teatro Emporio”. Está dedicado a ti. Si quieres puedes cantar a dúo conmigo. Si aceptas habrá que empezar a ensayar.
Y todo este empeño se afianza y agranda cuando solo tenemos un hijo. Él o ella pasa a ser como un “espejo ustorio” donde se concentra toda la energía.
Mi hijo Carlos había heredado mis aficiones artísticas pero siendo un estudiante de arquitectura y por miedo a que su carrera se viera en peligro, yo prefería que se dedicara a ella “en cuerpo y alma” Es lo que siempre le inculcamos su padre y yo pero sobre todo yo (he de reconocerlo)
El motivo en el fondo tal vez era que yo que no había conseguido satisfacer mis ilusiones artísticas y temía que a él le ocurriera lo mismo y se sintiera frustrado. He de admitir que aún así me hubiera encantado verle triunfar en algo así pero tenía miedo que lo perdiera todo por apostar demasiado.
Ayer entró en el salón y cual no sería mi sorpresa cuando me dijo:
- Mamá, este verano voy a interpretar una de mis composiciones musicales en el “Teatro Emporio”. Está dedicado a ti. Si quieres puedes cantar a dúo conmigo. Si aceptas habrá que empezar a ensayar.
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