lunes, 14 de marzo de 2011

INCORDIO (Micro-relato)



Estaba harta de que cada día viniera a la playa un obseso a molestarme.
“Desde que te conozco, ni como, ni duermo pensando en ti” “Ven conmigo y lo tendrás todo a mi lado.”
“Mientras que no comas ni duermas, no razonaras como una persona normal, por tanto, yo: seguiré sin ver, oír ni contestar a un disco rayado con patas”.
Una semana más tarde: “Ya, como y duermo”
“Pues ahora, ya puedes pensar que yo, aunque veo y oigo no opino lo mismo”
La fotografía de la derecha es una auténtica obra de arte; sé que no "encaja" con el micro-relato pero me pareció un buen contraste. A veces no tienen por qué encajar las cosas como si fuera puzzles (esos sí que deben hacerlo si no dejarían de llamarse puzzles)
El equilibrio es importante pero salirse de él, cuidando los matices también puede ser interesante.

A+A. AMOR Y ARTE (Micro-relato)



Las relaciones familiares son difíciles. Se necesitan grandes dosis de amor, comprensión y paciencia entre personas cuyos lazos son de sangre o afines.
Yo siempre quise a los míos pero las relaciones entre ellos nunca fueron fáciles. Mis intentos por limar asperezas y tenerlos a todos en armonía eran vanos a pesar de mi carácter conciliador.
Mi madre y mi tía no se hablaban desde hacía veinte años.
Después de tanto tiempo, las cosas seguían igual, pero el destino hizo que gracias a mi profesión las cosas cambiaran.
Me gustaba casi todo y mis manos iban solas creando: cerámica, macramé, barro, pintura sobre seda…
Hice una figura en cerámica de dos personas abrazándose para presentarla a un concurso pero a última hora decidía pegarla a una peana donde rezaba grabado: “TE QUIERO, HERMANA”.
Desde que la recibió no han vuelto enemistarse. Están más unidas que nunca.

EL OBSEQUIO (micro- relato)



Mi abuelo Pedro, es el mayor cinéfilo que pueda existir sobre la Tierra. Creo que si no existiera el cine, él no sería el mismo, es como si el séptimo arte se hubiera inventado al nacer él. De sus tiempos de emigrante en América poseía una colección de fotografías que adornaban las paredes de su casa. Actores, actrices, posters de películas…
Cuando yo me casé decidí que después de regalarme el dinero para mi viaje de luna de miel, que yo también le debía algo.
Decidimos ir de viaje a Venezuela y de paso que visitaba Isla Margarita y admirábamos el Salto del Ángel, dedicamos el resto del tiempo a encontrar por la capital, la productora en la que años atrás, rodaran una película en la que mi abuelo había participado como extra. Me arriesgaba a no encontrarla pero el hecho de buscarla me llenaba de satisfacción. La misma que él sintió cuando a nuestro regreso, le hicimos entrega de una copia de la misma. Todos los miembros de la familia lloramos de alegría porque además la película se titulaba: “EL OBSEQUIO”Sentí que había llenado su corazón de vida
 
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