Mi abuelo Pedro, es el mayor cinéfilo que pueda existir sobre la Tierra. Creo que si no existiera el cine, él no sería el mismo, es como si el séptimo arte se hubiera inventado al nacer él. De sus tiempos de emigrante en América poseía una colección de fotografías que adornaban las paredes de su casa. Actores, actrices, posters de películas…
Cuando yo me casé decidí que después de regalarme el dinero para mi viaje de luna de miel, que yo también le debía algo.
Decidimos ir de viaje a Venezuela y de paso que visitaba Isla Margarita y admirábamos el Salto del Ángel, dedicamos el resto del tiempo a encontrar por la capital, la productora en la que años atrás, rodaran una película en la que mi abuelo había participado como extra. Me arriesgaba a no encontrarla pero el hecho de buscarla me llenaba de satisfacción. La misma que él sintió cuando a nuestro regreso, le hicimos entrega de una copia de la misma. Todos los miembros de la familia lloramos de alegría porque además la película se titulaba: “EL OBSEQUIO”Sentí que había llenado su corazón de vida
Cuando yo me casé decidí que después de regalarme el dinero para mi viaje de luna de miel, que yo también le debía algo.
Decidimos ir de viaje a Venezuela y de paso que visitaba Isla Margarita y admirábamos el Salto del Ángel, dedicamos el resto del tiempo a encontrar por la capital, la productora en la que años atrás, rodaran una película en la que mi abuelo había participado como extra. Me arriesgaba a no encontrarla pero el hecho de buscarla me llenaba de satisfacción. La misma que él sintió cuando a nuestro regreso, le hicimos entrega de una copia de la misma. Todos los miembros de la familia lloramos de alegría porque además la película se titulaba: “EL OBSEQUIO”Sentí que había llenado su corazón de vida
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