domingo, 7 de marzo de 2010

CUPIDO Y EL TIRO CON ARCO (artículo)

Como decía Henry Beyle Stendhal: "El amor es como la fiebre, nace y se extingue sin que la voluntad tome en ello la menor parte".

¿El amor tiene fecha de caducidad? Ni sí ni no, si no todo lo contrario como rezaba Jardiel Poncela en alguno de sus títulos teatrales. La caducidad se la ponemos nosostros cuando algo en la pareja falla. No existe ninguna ley ni norma que nos obligue a ponérsela solo el paso inexorable del tiempo en el peor de los casos, que con su "tic-tac" biológico pone fin a todo, le pese a quien le pese. Pero el amor con su enorme poder tiene muchas caras y una de ellas es el amor estival, ese que llama a la puerta cuando el sol se pone por oriente y se va casi a la misma velocidad que cuando se pone por poniente. Es como un vals producido por los destellos del "Astro Rey".

Cuando se trata del primer amor y coincide en verano suele pasar que deja una huella imborrable en nuestra mente y también en el corazón pues aunque el amor se esfume sin dejar rastro, se le concede un protagonismo que tal vez no merezca, pero solo con tener el título de "primero de la lista" ya es importante. Es romántico, apasionado, alegre, divertido, aventurero, indagador, atrevido. No siempre es así, en ocasiones reunirá alguna de estas definiciones, otras ninguna de ella y puede que alguien las reconozca todas y más como propias. Cuando es así nos invaden un sin fín de sensaciones; dependiendo del carácter de cada cual los enamorados tienen a hacer y a decir muchas cosas que pasado un tiempo resultan increíbles y provocan hilaridad.



¿Quién no ha dibujado un corazón atravesado por una flecha en el árbol de un parque después de una maravillosa tarde haciéndose carantoñas en el banco de madera? ¿Quién no se ha lanzado a la playa bajo la luna llena en plena noche y se ha bañado vestido con la mano de su pareja asida a la suya en una afán por adentrarse en el mar azul que con el murmullo de las olas que parece solidarizarse y enmarcar una relación tan incipiente como intensa?


Y luego...¿qué suele ocurrir? Puede pasar de todo. Desde hacer borrón y cuenta nueva olvidándolo todo a la primera de cambio hasta incluirlo en un diario como algo íntimo, personal e inolvidale, pasando por alguna lágrima cuando la ruptura es debida a la distancia; incluirla en una ya, laga lista de conquistas a modo de colección o también y... a veces ha salido perfecto, hacer de este amor estival: el amor de tu vida. Como nunca se sabe a donde nos pueden conducir nuestros pasos y nuestras acciones cuando abrimos puertas y ventanas y los rayos solares nos intentan broncear con o sin protección nos aventuramos a todo, a lo bueno y a lo malo, porque la vida es eso: una aventura y quieriéndolo o no, a veces el destino nos sorprende y Cupido en un alarde de su habilidad con el Tiro con Arco nos puede dejar perplejos, ya que yendo simplemente a pasarlo bien, el amor viene a nuestro encuentro en serio en plan "acoso y derribo" y cuando es así poca esperanza queda de enmienda, se reconoce que estamos frente a un amor con mayúsculas y punto. Y ante esto, pueden surgir muchas y variadas preguntas, de las habituales puede ser: ¿y si no vuelvo a encontrar en mi vida nada igual? ¿Y si no vuelvo a sentir por nadie lo que siento ahora y me paso el tiempo buscando lo que un día dejé escapar?


De todos modos hay que desdramatizar la situación. Estas preguntas y muchas más pueden surgir porque el amor es un sentimiento universal muy complejo y con muchas fases, vertientes y caminos. El sentir "mariposas en el estómago" "pájaros en la cabeza" y música celestial en lo oídos aunque lo único que haya es un silencio sepulcral es algo que puede transformarlo todo en un abrir y cerrar de ojos pero lo que se debe intentar es enfocarlo desde un punto de vista positivo. Porque eso sí, los beneficios que aporta son innumerables tanto físicos como psíquicos.

Por eso mismo, pudiendo hacer un viaje de placer a un lugar exótico y paradisíaco o simplemente lúdico es suficiente para abandonarnos a la idea de que algo bonito puede suceder, porque no hay que olvidar que estando más relajados la situación se predispone más y sobre todo teniendo en cuenta que la estación del año, el ambiente y los ánimos se inclinan a sentir de esta manera, las ocasiones de pasarlo bien y disfrutar se multiplican. La juventud se vuelca con más frecuencia en la aventura y la diversión de verano pero los que no son tan jóvenes e incluso ¿por qué no? los de más edad, si la salud les acompaña y sienten el deseo de vivir plenamente y a sus anchas, pueden convertir un verano cualquiera en el más satisfactorio de sus vidas si saben echarle "sal y pimienta".

Con viaje incluido o sin viaje, quedándose en el lugar habitual de residencia, el verano es de por sí solo con sus días tan largos y brillantesm, sus noches despejadas de manto estrellado y nítido una invitación para el relax y la diversión.

En la vida de cada uno de nosotros se suman muchos veranos uno tras otro, ninguno es igual, puede que alguno de ellos o varios no resulten gratos en el recuerdo porque algo sombrío o triste haya ocurrido pero hay muchos más disponibles y aunque no siempre está en nuestra mano hacer de cada uno de ellos una maravillosa aventura, sí podemos intentar que alguno de ellos se convierta en único e irrepetible.

El amor es también único por todo lo que suscita. Si mezclamos el amor y la estación en una coctelera y tratamos de sacarle el máximo partido en un verano cualquiera de un año cualquiera podemos hacer una mezlcla fantástica. Y si no lo pretendemos y surge: bienvenido sea.

Cuando menos te lo esperas lo mejor puede llegar, lo importante es vivir el momento como si fuera el último aunque sea el principio de un largo recorrido.

Porque como quiera que sea, tanto si es fugaz como si se consolida, crece y perdura en el tiempo, sentir amor por alguien es una de las mejores experiencias que podemos vivir porque el amor es vida y es una de los grandes motores que mueven y sostienen el mundo.


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