martes, 11 de mayo de 2010

ALMANAQUES (artículo)



Echando la vista atrás, el uno de enero de 2001, no solo cambiamos de años, si no también de siglo.
¿Estábamos preparados para ello? Es un cambio muy radical que deja huellas, cierra unas etapas y abre otras pero ya hemos traspasado esa barrera por goleada y nos sentimos capaces de afrontar lo que nos depare el futuro con entusiasmo y estoicismo aunque los tiempos se presenten difíciles. No es el primero que se lamenta diciendo:
“En este siglo morimos todos lo que estamos ahora mismo aquí”.
Es un tanto negativo pensar así porque en el siglo pasado se fueron millones de personas que por edad tendrían que irse en éste y a buen seguro que más de uno que ahora es joven sobrepasará el siglo que viene y no solamente los que nazcan más adelante si no alguien que ya haya nacido y que tenga más de un año y más de cinco. Además cada vez vivimos más, la esperanza de vida es mayor y según estudios que realizan los científicos, los que ahora nacen podrán llegar a los ciento y muchos años.
Las careras las empezarán más tarde, harán más de una, las acabarán sobre los treinta y tantos, empezarán a trabajar sobre los cuarenta, se casarán más de una vez y más de dos, no se jubilarán hasta los ochenta o más.
Esto es una hipótesis, algo que leí en una ocasión y me quedé con la copla.
De todos modos haciendo un repaso por los calendarios mundiales, hemos de rescatar otros calendarios, porque no para todo el mundo, estamos en el siglo XXI, ni el Tercer Milenio. Esto es solamente para el mundo católico porque para los Mayas, es el 5130.
Para los judíos el 5771, para los budistas 2554. Todo esto es aproximado.Los musulmanes atrasan más los relojes, viven en el 1431 porque toman por referencia el momento en que Mahoma huyó de la Meca en dirección a Medina. Este viaje, (la Hégira) se produjo en el año 622 de nuestra era, pero su estructura es puramente lunar.
Es curioso, yo no invento nada, no hago más que hacer un resumen de lo que voy leyendo en distintos libros y revistas sobre el tema y me doy cuenta de que todo: hasta el tiempo, es relativo. Le damos más importancia de la que tiene, porque si no existieran relojes, calendarios y cualquier cosa que nos recordara el tiempo que transcurre, no tendríamos edad marcada y establecida, llegaríamos tarde a todas partes o demasiado pronto, los documentos estarían sin fecha, no celebraríamos ningún tipo de onomástica, cumpleaños, santos ni aniversarios y en cuanto a cosas de la naturaleza habría que basarse como los pueblos indígenas en fases de la luna y mareas. En fin un auténtico “caos” entre comillas porque también tendría su encanto si lo miramos bien. A veces por culpa del tiempo, la edad y demás se desvalorizan muchas cosas que en esencia no deberían perder ni un átomo de su importancia pero están ahí las manecillas del reloj que marcan las horas y simplemente con su presencia echar por tierra cantidad de valores.
Pero hay que asumirlo, estamos sujetos a cambio, a transformación debido al poder que posee el tiempo. Todo empieza y termina. Todo tiene un fin.
“El tiempo es una cierta parte de la eternidad” CICERÓN
“El tiempo es el mejor autor, siempre encuentra un final perfecto” CHARLES CHAPLIN
“Estudia el pasado si quieres pronosticar el futuro” CONFUCIO
Claro que debemos estudiar la Historia para aprender de los aciertos y no repetir los errores, paliando los efectos nocivos y aprovechando las ventajas del inexorable paso del tiempo en nuestro almanaque.

2 comentarios:

Donaire Galante dijo...

Buenas tardes, Ana Julia
Interesante reflexión. El tiempo tiene un valor relativo: a mayor disfrute, mayor velocidad de paso. Pero lo importante es la calidad del momento.
Un abrazo

Francisco Vila Fuentes dijo...

Te sigo y te leo.
Un beso.

 
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