martes, 29 de diciembre de 2009

A TRAVÉS DE LAS ONDAS (relato)


A TRAVÉS DE LAS ONDAS


-Las personas no cambian Elba, el tiempo pasa, nacemos, crecemos, envejecemos y morimos pero no cambiamos en nuestra esencia, conservamos la misma a lo largo de nuestra vida, somos lo que somos, por mucho que nos neguemos a admitirlo. –- No, esa no es mi opinión.- rebatía yo siempre, es una cuestión de actitud, de querer o no querer hacerlo, ¿y quién tiene razón?
Durante muchos años mi vida había girado en torno a una persona a la que me he empeñado en cambiar, en transformar, porque a pesar de mi amor por ella, en el fondo nuestros mundos no parecían encontrarse nunca, no iban en paralelo, no mirábamos en la misma dirección. Mi hermana trataba en vano de abrirme los ojos por mi propio bien pero yo no deseaba escuchar sus consejos. Rechazaba lo que en el fondo sabía con certeza. Mi compañero era voluble, inestable, una auténtica veleta moviéndose en todas las direcciones.
Yo seguía con él en un afán casi enfermizo de moldearle según mis propios ideales. De pronto había desaparecido de mi vida para ir en busca… tal vez de sí mismo, en un viaje con una ONG.
Hoy está lloviendo, me entran ganas de dejar que el agua de las nubes descienda poco a poco sobre mí para sentir esa frescura natural en mi piel, para relajarme y ayudarme a pensar. Pero no lo hago, en lugar de eso hago lo de todos los días, entro en el coche y enciendo la radio que me acompañará durante veinte minutos de trayecto. Sintonizo una emisora desconocida para mí.
- Desde Argentina quiero enviar un mensaje. Ojalá pudiera oírme la persona a la que va destinada. Me escuche o no tengo que decirlo. Ese alguien que tanto ha sufrido por mí. Para Elba. Si me estás escuchando, necesito que sepas que lo siento, que gracias a una terrible experiencia que he vivido he visto la realidad de la vida, ahora sé lo que quiero. Te quiero a ti y te voy a compensar por haber estado a mi lado a pesar de como era. He vuelto a nacer y en medio de esa luz, estabas tú.

lunes, 28 de diciembre de 2009

EL ECO DE UNA VOZ. (relato corto)

EL ECO DE UNA VOZ
Ana Julia Martínez

Intentaba tener un poco de tranquilidad para poder pensar. Lo necesitaba de modo acuciante.Eran demasiados problemas a los que no hallaba solución. ¿Cómo podía hacer? Cada vez que buscaba las llaves en el bolso para abrir la puerta y entrar en mi casa me acordaba de la hipoteca a la que no era capaz de hacer frente. Cerraba la portezuela del coche y venía a mi mente la reparación que se hacía necesario hacerle de modo casi inmediato. Y cuando dejaba tras de mí la tienda de ropa sabía que faltaban días para que fuera el último en trabajar allí y por tanto un capítulo de mi vida después de veinte años quedaría zanjado sin haberlo deseado y con todo lo que eso conllevaría. Pero no debía desfallecer porque la sonrisa de un niño me estaba esperando todos los días y eso constituía el motor de mi existencia. Había que luchar para que esa sonrisa permaneciera iluminando mi camino. Visualizaba cada instante esa sonrisa en mi mente tratando de congelarla y mantenerla en mi horizonte como si fuera una brújula. Me marcaba el norte, me alertaba de todo lo que me quedaba por luchar todavía, de que en realidad no había hecho más que empezar aunque tuviera la impresión de haber recorrido todo el camino y tener la meta al final a la que estaba llegando jadeante por todas la inclemencias del viaje. Me daba cuenta que había arriesgado demasiado pero algo tenía que salir bien en medio de tanto contratiempo y desventura. Los días pasaban y además en mi contra. El sábado siete de mayo, sonó el teléfono. Edgar me miró como si fuera una corazonada. Descolgué, era mi hermana. "No te preocupes, Laura, he hablado con mi jefe, ni siquiera te va a entrevistar, a partir del lunes trabajarás con nosotros, ha quedado un puesto y tú lo vas a ocupar hermana: esta noche por favor duerme tranquila, ¿de acuerdo?.

domingo, 27 de diciembre de 2009

UN PROCESO CON RETROCESO (artículos)

Artículo publicado en el periódico "Las Mariñas"
Título: "UN PROCESO CON RETROCESO"
Si hubiera que comparar el pasado con el presente, el ayer con el hoy en vísperas del mañana, el antes y el después dentro del marco del auténtico, descomunal e inefable carrusel del mundo, no se sabría que decir.
Las opiniones se contraponen, se contradicen y entran en un orden diverso y multimensional de juicios deiferenciados y absolutamente dispares. No sabemos de la misa la media de una buena porción de cosas que nos atañen. Estamos ávidos de saber, de conocer, de discernir para poder tener una versión exacta y completa de nuestros intereses pero lo cierto es que, aunque medianamente lo conseguimos hay detalles que se nos escapan de las manos sin que nos demos cuenta. Por ejemplo: El tema del lenguaje. El vocabulario. Andamos a puntapiés con el diccionario. Un diccionario amplísimo, exhaustivo, rico en matices y cargados de sabiduría popular y ancestral. Miles de personas que amaron y aman la cultura y el buen hacer se encargaron y se encargan de promover, embellecer y brindar todo un abanico de posibilidades para que el ciudadano tenga a su alcance el privilegio optativo de comuncarse con un vocabulario grandilocuente e íntrinsecamente perfecto. Pero he aquí la cuestión. En lugar de aprovecharnos de la coyuntura y revisar de vez en cuando nuestra destreza linguística, jugamos y competimos haber quien habla peor, a ver quien dice más tacos y quien ofrece un mayor número de palabrejas y frases graciosas y malsonantes sacasas de una argot callejero anclado desde hace tiempo en nuestra sociedad. Ejemplos comunes: "mi viejo/a" refiriéndonos a los autos de nuestros días. "Mi colega de arriba de la vega" llamarle "tío, tía" a cualquiera sin que medie parenteso alguno y sin tener cuenta ni la edad ni ninguna otra circunstancia,; los vocablos a los que hago alusión están a la orden del día y se aplican en cualquier ocasión que se tercie, tales como: "curros", "pijo/a" "pasada" "pasota" "pasta" "chupi", "chachi" "guay", etc.
En fin, todos estos términos, frases y expresiones las hemos adoptado y forman parte inherente y casi imperecedera de un modo de hablar instalado hace tiempo entre nosotros que no amenza precisamente con abandonarnos porque tiene morada propia y casi fija. Pero he ahí la cuestión: ¿qué hacer? Poco o nada, tampoco es tan grave, No hay que hacer "un montaña de un grano de arena" ni "ahogarse en un vaso de agua". Vamos hacia adelante: el progreso, el avance tecnológico, científico y cultural da pasos de gigante cada día.
No hay más que ver el balance anual en un glosario a modo de resumen que se puede ver al finalizar el año, donde están todos los descubrimientos, adquiridos en pos del mañana, de un mañana mejor. Pero no pasa nada, porque ese proceso es normal, dado que siempre queda algo en el "tintero".
Es el precio que se paga por todo lo anterior. De todos modos, en el momento en que alguien se proponga dar un giro de ciento ochenta grados a esta situación, se extendera el cambio, modificando este vocabulario y dejando en el "baúl de los recuerdos" la época del "argot". No hay más que chasquear los dedos y proponérselo.
 
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